¿Cómo es entrenar a las niñas y niños kinballeros?

Algo que nos ha dejado el Densukoa Kin-Ball Open es la posibilidad de ver a los niños y niñas más jóvenes, entre 8 y 12 años, jugando a nuestro deporte. Y aprendiendo, y colaborando, y divirtiéndose. Eso no tiene precio. Y que se lo pasaran tan bien se debe en parte a la labor de sus entrenadores, de todas las personas que cedieron su tiempo de descanso para ayudar a los chavales. En nuestra crónica ya os hablamos un poco de cómo era esa experiencia, pero aquí nos extendemos aún más en esa grata labor. En concreto cedemos el testigo a Esther y Henry, que nos comentan cómo fue entrenar a estos jóvenes kinballeros.

I Densukoa KinBall Open Pinto 2013_136

Explicar la sensación de compartir la experiencia como entrenador de los niños va a ser complicado, porque no sólo era verlos disfrutar en el campo y ayudarles en los momentos del partido, sino que era ver cómo todos ellos ponían en práctica lo que previamente les habíamos enseñado.

Como había estado en todos los coles explicándoles cómo jugar al Kin-Ball conocía sus posibilidades, pero de nuevo los más pequeños te demuestran que no tienen límites. Amagues, compañerismo, orden a la hora de defender y atacar… Te demuestran que este deporte es para ellos, que la competitividad casi pasa a un segundo plano porque ellos disfrutan de cada punto, de cada defensa, de cada segundo… Ellos se sienten campeones sólo por poner los pies en el campo. Ver sus caras de felicidad cada vez que terminaba un periodo porque sabían que lo habían dado todo es lo que más me ha emocionado de ellos.

Realmente, cuando acabó la jornada del sábado, ya sabía que el I Densukoa Open de Kin-Ball en Pinto había sido un éxito, porque para los niños lo había sido, porque habían disfrutado como sólo ellos saben.

Y quiero agradecer la disponibilidad de todos los profesores y profesoras de todos los colegios, que se han puesto a nuestra disposición para que este torneo infantil sea posible. Y sobre todo darle las gracias especialmente a mi compañera de coles, a Esther, que siempre que puede está ahí enseñando a los que esperemos sean el relevo generacional de este deporte que tanto nos gusta. 

Henry

 

No sé si voy a ser capaz de explicar y transmitir lo especial que ha sido formar parte de este proyecto con los niños, porque no encuentro las palabras adecuadas para describirlo. ¡Pero lo intentaré! Para mí fue una experiencia única e inolvidable. No el ir a dar clase a los colegios, ya que no era mi primera vez, pero sí el ser su entrenadora. ¡Vaya responsabilidad! La verdad es que asusta. Son niños, pero son muy exigentes y no sabía si iba a estar a la altura.

Cuando por la mañana vi aparecer a los primeros participantes (Alicia, Judith y Jorge del colegio de Las Acacias), mirar impresionados desde las gradas el campo y decir “pero si es enorme, qué grande y nosotros vamos a jugar ahí” se me acelero el corazón. ¡Esto empezaba!

La verdad que hay mucho buenos momentos que recuerdo y que me gustaría ponerlos en común para que disfrutarais de ellos como lo hice yo. Uno de ellos fue el grito de equipo con “All Star”, te hacen formar parte del equipo. Otro fue cómo se vive desde el banquillo el juego. Cuando juegas marcas un punto y lo celebras, cometes errores y te vienes abajo. Pero al verles marcar puntos y celebrarlo, lo celebras con ellos sin darte cuenta. Y ves cómo al cometer errores se animan. Sobre todo esto, animarse unos a otros es algo que cada vez que lo recuerdo se me eriza la piel. Y por último quería destacar la ilusión, el entusiasmo con el que lo vivieron. Sin lugar a dudas si esta experiencia ha sido única e inolvidable es gracias a ellos.

Ahora toca la parte de los agradecimientos. Quiero empezar por los colegios, en concreto por los profesores de Educación Física, jefes de estudios y directores por abrirnos las puertas y recibirnos con los brazos abiertos. Sin su predisposición nada de esto hubiese sido posible. A los padres por darnos la posibilidad de que este campeonato infantil fuera posible, animando a sus hijos a venir y participando en los partidos. Al Club B105 por llevar a cabo este proyecto. Y sobre todo a los peques. A ellos especialmente porque aparte de la ilusión que han puesto también han sido maestros. Estos inexpertos kinballeros nos han demostrado como se juega al Kin-Ball,  basándose en sus principios fundamentales. Con respeto hacia los árbitros, sin protestar ni una sola decisión, compañerismo hacia compañeros y oponentes y animándose los unos a los otros. Gracias por esta lección de Buen Juego.

Esther